jueves, 1 de noviembre de 2018

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La Asociación de Revistas Culturales e Independientes de Argentina (AReCIA) declara en estado de emergencia al sector que incluye 131 publicaciones autogestivas tras analizar la crítica situación expresada en el marco de su asamblea anual en la que se vio reflejado el impacto de la crisis económica en los medios que editan publicaciones impresas. AReCIA advierte que la situación encierra una amenaza a la libertad de expresión y al trabajo autogestivo. 

Según el reciente censo realizado por AReCIA, las publicaciones registraron un aumento promedio del costo de impresión por ejemplar del 60 por ciento. El papel subió un 79 por ciento en sólo seis meses (hasta agosto), superando la devaluación del peso respecto del dólar, que en el mismo período acumuló una suba del 61 por ciento. Además, al estar los soportes web atados al valor dólar, también se genera una instancia de incertidumbre a la hora de planificar la sostenibilidad de los medios.

La encuesta realizada a las publicaciones asociadas entre fines de mayo y principios de junio reveló que las políticas económicas y el impacto en la estructura de costos de las revistas impidieron la salida en papel de un 15 por ciento de los títulos.

Entre las revistas que aún siguen publicando el panorama también es amenazante: todas aseguran haber sufrido -en los últimos meses- aumentos en los costos de producción.
Un 66,6 por ciento registró aumentos en los servicios de agua, gas y luz.
Un 59,5 por ciento, en gastos de conectividad (teléfono e Internet).
Los editores también informaron aumentos en alquileres, transportes, correo y servicios profesionales contratados.

En lo que se refiere a la impresión, el golpe de los costos es aún más claro:
El 50 por ciento de las revistas redujo su tirada.
El 25 por ciento redujo la cantidad de páginas o la calidad de impresión.
Las ediciones que no modificaron calidad de impresión ni cantidad de páginas sufrieron aumentos en los costos de impresión que en algunos casos llegan al 500 por ciento. AReCIA confrontó costos por ejemplar informados por cada publicación en su último censo, en agosto de 2017, con los de mayo de este año. El aumento promedio fue casi del 67 por ciento en 9 meses.

AReCIA exige a las autoridades políticas nacionales, provinciales y municipales, y en especial a los funcionarios del área de Cultura, que brinden una respuesta ante el estado de emergencia en el que se encuentran las publicaciones gráficas autogestivas de todo el país, en tiempos de creciente concentración y monopolización de los medios de comunicación, con los riesgos que ello conlleva para la existencia de una genuina libertad de expresión.

La situación implica, a su vez, una amenaza para la vida democrática.

Las propuestas:

1. Reparto equitativo y transparente de la pauta pública
2. Acceso igualitario y protegido al precio del papel, principal insumo del sector
3. Eliminación del 2,5% de IVA a las publicaciones. 
4. Posibilidades de crédito sin tasas usurarias
5. Democratización del circuito de distribución

lunes, 29 de octubre de 2018

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Es difícil para los escritores de nuestra generación atravesar un poemario de Lucas sin odiarlo un poquito. Sin exhibicionismo, sin ningún aspamento barroco o acrobacia vanguardista, logra siempre sorprendernos, estremecernos. Ahora presenta Entrar y salir de Cannes -traducciones del cineasta Wallace Smith- y es un pequeño hallazgo. No sólo por el recurso del heterónimo, sino por la profundidad en el tratamiento, que permite que el libro sea leído como una reflexión sobre un oficio que practica con toda destreza: la poesía; y otro que no ejerce en absoluto: el cine. Waykhuli asedió a Lucas hasta que accedió a charlar con nosotros sobre sus búsquedas y sus límites, el poema como extrañamiento, como cartografía familiar, pero nunca como plan turístico. 

Revista Waykhuli -El recurso de las traducciones ¿apunta a un "extrañamiento" respecto de la poesía que construiste hasta ahora (Los perros y las cosas y Elefantes y perros)?

Lucas Brito Sánchez -Fue surgiendo sobre la marcha. Primero aparecieron las sinopsis de las películas, que eran viejos proyectos archivados en un pen drive. Después aparecieron los poemas sobre cine, una temática que vengo abordando hace bastante. De hecho, La fundación de Japón transcurre en un set de filmación de una isla que no existe. Y así cobraron vida estos hermanos cineastas, a la par de las tramas. Recién ahí me di cuenta de que tenía una historia distinta que, como decís, marca una distancia con mis anteriores libros.

Nunca participé en un rodaje. Mi trabajo oficial se limita a escribir gacetillas de prensa en la Dirección de Cine. Entrar y salir de Cannes no es un libro de periodismo y, por lo tanto, no le exijo rigor. Simplemente me pareció más interesante una vida contada desde la óptica de uno de los protagonistas.

RW -¿Los heterónimos son la manera más barata de viajar a Norteamérica?

LBS -Ojalá fuera así. No creo que leer sea como viajar. Las veces que viajé, experimenté algo físico, con todo el cuerpo y no solo con una parte. Sin ofender a nadie: si creen que leyendo “viajan”, creo se están perdiendo de otra cosa. No soy nadie para decirles cómo tienen que leer. Por mi parte, si me dan a elegir, viajaría. Las aventuras de los libros son eso, aventuras de libros. Además, es muy difícil recrear ciudades y lugares con descripciones. No requiere solo talento del narrador sino una apertura, una disposición de la imaginación para acompañarlo. Siempre me costó seguir el tranco a narraciones de ciudades que nunca visité. Creo que por eso en mis textos los lugares son no-lugares, geografías imprecisas, desastrosas a veces.

Viajar implica dinero, algo que siempre fue un problema en la vida de estos hermanos. En sus vidas hay una relación extraña con los intercambios.

RW -Alguna vez, entre gacetilla y gacetilla, confesaste que tu libro favorito de Gelman era Poemas de Sidney West. Estas traducciones de Wallace Smith ¿pueden interpretarse como un guiño a aquel libro (en clave de homenaje o de parodia)?

LBS -Mientras escribía no tuve en cuenta ese poemario de Gelman, que me sigue pareciendo excelente, es el que más me gusta de él. De hecho, hace mucho que no releo nada suyo, pero inconscientemente puedo decir que sí es un homenaje. Ya sabemos que las lecturas se guardan en algún sitio para luego emerger de forma inesperada. No lo había pensado hasta que me lo recodaste. Por otra parte, Gelman es demasiado imitable. Uno lo lee y se pone a gelmanear. Cuando me siento a escribir trato de leer cosas opuestas para mantener una distancia con lo que quiero lograr. Si es narrativa lo que estoy escribiendo, trato de leer más poesía o textos científicos; si es poesía, leo narrativa y así.

Lo de inventar biografías viene más por el lado de Marcel Schwob con ese precioso librito que es Vidas imaginarias. Y por supuesto, Roberto Bolaño con La literatura nazi en América; a él le debo más que a otros en estos momentos.  

RW -Cuando leímos tus anteriores poemarios sentimos que era una poética situada, hecha de detalles mínimos que referían a la ciudad, los rostros y los días; las calles, los bares... paisajes compartidos. ¿Pasa esto con la de Smith? ¿Hay algo más de su paisaje o biografía que nos puedas contar?

LBS- Wallace es el narrador principal. Mi participación e implicación directa en el libro está en las críticas de cine que funcionan como sinopsis de sus películas: muchas tienen opiniones y subjetividades desde lo visual y narrativo. Los poemas funcionan como biografía de ambos. Es también, si se quiere, un diario de rodaje. O unos cuadernos completos, ya que abarcan distintos años, lugares y momentos.

El proyecto fílmico de los hermanos Smith fue desmesurado. Participar de una instancia como la de Cannes es, claro está, una burla a su propio trabajo. Aunque la calidad de sus películas es dudosa, sus apuestas estéticas son superiores a muchas que se producen en cantidades industriales. La vida de ambos funciona como metáfora de la innovación y el riesgo de fracaso que implica ser obstinados en un mundo de falsos paradigmas dominantes.      

DOS POEMAS DE MUESTRA

7

Amo todo lo que sea chupable
sin obligaciones, decía
mi hermano Enrol
sea
whisky
té rojo
tetas con Sprite
helado en cuchara
mermeladas con el dedo
cuellos, vientres o pantorrillas.
Cada vez que me pongo a chupar
resuenan los lamentos
de cineastas condenados
a este oficio
mal pago.

71

la vida en el rodaje
la prisa por nada

¿habrá algo más peligroso
más nuclear
que ese empujón a decir y hacer
sin realmente hacer y decir?
acabar con los vicios puros.
traficar,
mentir con placer.

el mal no desaparece
uno sólamente cambia de opinión.



***
Lucas Brito Sánchez nació en Resistencia, Chaco, en 1980. Es periodista y escritor. Entre 2003 y 2006 publicó tres libros de poesía en ediciones de autor. Sus últimos libros fueron la novela corta La fundación de Japón (Colección Mulita, 2013) y los poemas y collages de Elefantes y Perros (Nulú Bonsai, Buenos Aires, 2015). También participó en varias antologías poéticas. Su trabajo como cronista está incluido en las antologías Como Seelstrang y Bitácora, cuaderno de espíritu nómade (ambos coeditados por el Centro Cultural Alternativo y Editorial Contexto). Junto a Matías Rivarola escribió dos novelas cortas aún inéditas. Además colaboró con artículos y columnas de opinión en diarios locales y en revistas digitales. Actualmente trabaja como periodista en el Departamento de Cine del Instituto de Cultura del Chaco.

miércoles, 24 de octubre de 2018

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DEL BARRIO CECUALERO A BUENOS AIRES  El Colectivo Waykhuli, a cargo del Kiosco de Revistas Culturales del Centro Cultural Alternativo (Santa María de Oro 471) participará este viernes 26 y sábado 27 de octubre del 7º Foro de Revistas Culturales Independientes de Argentina en Buenos Aires. Waykhuli edita la revista homónima y desde este año coordina las acciones del Kiosco, un punto de encuentro de revistas culturales de todo el país que tiene más de 6 años en la vereda cecualera.

El colectivo participará de las distintas actividades del Foro, intervenciones y charlas abiertas, a través de su referente, María Laura Blanco. Blanco agradeció a Arecia por la invitación y al Cecual por el acompañamiento y adelantó que "además de ir con la Waykhuli, llevaremosotras revistas autogestivas locales que integran el catálogo del Kiosco, como Las voces del suroeste y Tal Cual Somos de Fontana".

El Kiosco de Revistas del Cecual nació de un trabajo asociativo entre el Cecual y la Asociación de Revistas Culturales Independientes Argentinas (Arecia). Desde 2018 está a cargo del Colectivo Waykhuli, que desde 2008 edita la revista homónima y es miembro activo de la Asociación.


EL FORO

Será la 7ma edición del Foro que reúne a revistas culturales independientes y autogestivas de todo el país, en esta oportunidad con la consigna “Periodismo autogestivo: Diversidad es Potencia. Somos Marea. Somos presente. Creamos futuro.”

“Nos reunimos para celebrar la voluntad de ser cronistas de los tiempos que nos tocaron. Para seguir construyendo colectivamente un mapa del sector que nos permita conocernos cada vez más y mejor, aunar nuestros reclamos y sumarnos a las voces que pueblan las calles y alimentan nuestra lucha” señalaron sus organizadores.

PROGRAMA

VIERNES 26 - Universidad Nacional de las Artes (Mitre 1869)

15 a 17hs Caminata Performática "La calle es nuestra". Estación 1 - Congreso de la Nación y luego Kioscos de la Av. Corrientes colocando carteles: “Aquí vendemos revistas culturales independientes”. 

18 a 21 hs. Entrevista Colectiva y Ronda de Trabajo. “Marea Verde”. Desde las abuelas hasta las nietas dijeron presente en los actos de la Marea Verde. ¿Qué dejó el debate? Estrategias de construcción colectiva para nuevos futuros. Participan Pila Minyersky, histórica militante feminista, y las decanas María Martha Gigena, del Departamento de Artes del Movimiento y Marita Soto, del Departamento de Crítica de Artes. Acompañan representantes de movimientos estudiantiles y medios que cubrieron los debates, marchas y actividades de la lucha feminista.
SÁBADO 27 - Mutual Sentimiento (Federico Lacroze 4181)

11 a 13hs. Presentación y Análisis del Censo Anual de AReCIA. El censo es la principal fuente de información sobre el sector. AReCIA lo realiza desde 2012, relevando aspectos que permiten construir un panorama del ámbito de las revistas culturales.

14 a 15hs. Charla con representantes de distribución y canillitas: Generando nuevas estrategias para tiempos de crisis.

15 a 16hs. Martín Becerra: El rol de los medios independientes y autogestivos contra el discurso hegemónico de los medios “infocomunicacionales” concentrados.

16hs. Asamblea Anual de AreciaEvaluación anual. Informe sobre el estado de situación del sector. Una encuesta realizada a las publicaciones asociadas entre fines de mayo y principios de junio reveló el impacto de la crisis económica en los medios independientes que  impidió la salida de un 15 % de los títulos. Estrategias para aliviar efectos de la crisis. Elección de la Comisión Directiva 2019.

sábado, 18 de agosto de 2018

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Para algunos es casi un lugar común, pero no todo el mundo está siguiendo El cuento de la criada (The handmaid’s tale). Entre amigas es la charla obligada y oscura de los jueves (Cuevana la sube los miércoles). Hay que animarse, eso sí: cada capítulo resulta en una perturbación emocional. Porque hay que atreverse a leer las señales que ofrece nuestro propio presente en ese futuro inmediato que explota (no digamos sin aviso, entonces) mientras la gente trabaja, va al cine, trata de llegar a fin de mes. De golpe todo está roto, es otra cosa, deja de ser argumento de película y empieza a suceder de verdad. Flashback va, flashback viene, la angustia aumenta porque ese pasado reciente se asemeja a nuestro ahora y nos da por presentir que el proceso ya está iniciado hace mucho. Me cago en las distopías que nos muerden los talones de tan cercanas y posibles en un mundo que parece virar a la derecha para quedarse ahí, por lo menos por un tiempo. 

La historia comienza cuando la pesadilla ya está instalada, obligándonos a nosotros, todavía espectadores de la ficción, a preguntarnos cómo llegamos (o cuánto falta, o qué hacemos). 

Y sin ningún ánimo de espoilear, esperanza es sustantivo femenino.

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¡A ESTOS PUTOS LES TENEMOS QUE GANAR! En Uruguay, como en Argentina, el fútbol es una expresión cultural tan popular como conservadora, y lo que gira en torno al juego tampoco escapa de esta máxima, ya que sin lugar a duda es un ambiente dominado por el machismo. En este entorno tan amplio se relacionan jugadores, técnicos, dirigentes, periodistas, barrabravas e hinchas genuinos. Todos más o menos responden a un status quo que es muy difícil de romper ¿Qué sucede cuando uno de estos actores decide revelar su homosexualidad?

Martín Rodríguez se formó en Comunicación en la Universidad del Trabajo del Uruguay y realizó diversos cursos de periodismo, locución y hasta actuación. Ganó el reality “El Once”, conducido por Ricardo “Profe” Piñeyrúa. En 2004 lo convocaron como relator suplente en el programa radial “13 a 0”, tradicional tira deportiva uruguaya, en el que aún hoy continúa. Actualmente es conductor de “Informe Capital” en TV Ciudad y “Muchas gracias, jugadores” en Canal 10, también escribe en La Diaria y relata los partidos mundialistas de Uruguay en DirecTV. En 2015 decidió contar que era gay y hasta la fecha es el único periodista deportivo que ha hecho pública su homosexualidad en Uruguay, un país donde el fútbol se profesa como una religión y es suelo fértil para las manifestaciones más oprobiosamente machistas.

La historia de Martín no arranca como la del típico futbolista frustrado que deviene en periodista o relator, sino que desde los 6 años tenía muy claro que quería transmitir partidos: “Me enamoré de la radio cuando mi padre ponía los partidos los fines de semana por la tarde, fue vocacional”. Al describirse como jugador, como todo uruguayo, es humilde y destaca que, como todo uruguayo, era metedor. Suplantaba su falta de habilidad corriendo, pero a medida que pasaban los años fue perdiendo esa característica física, aunque conservó intacta su inoperancia técnica: “Gracias, pero paso”, responde cuando lo invitan a un picado.

En su adolescencia supo que era gay. Pasados los 20 años inició el sendero para escapar de la doble vida y afincarse firmemente en su identidad sexual. Comenzó hablándolo con allegados, luego colegas de trabajo y todo culminó con un extenso artículo en la prensa local que le permitió dar por terminada una etapa de silencio en su vida: “Cuando empecé a trabajar en los medios esto no lo hablaba con nadie. De a poco lo fui contando. Estoy muy contento por los pasos dados aunque no me considero un ejemplo. Me parece que los verdaderos ejemplos están en aquellos que desde la niñez o la adolescencia tienen el valor de decirlo y se bancan el bullying o la violencia en sus casas. No digo que sea imposible, pero ser feliz sin hablar abiertamente de la orientación sexual es, por lo menos, mucho más difícil. Una vez que di el paso estuve mucho más tranquilo y ahora tengo una vida muy parecida a la que en algún momento soñaba tener”.

Haciendo hincapié en el mundillo periodístico afirma que “en un ambiente tan conservador como lo es la prensa deportiva, todavía hay mucha dificultad para tocar estos temas. Porque es obvio que yo no soy el único gay vinculado al ámbito del fútbol pero en medio de una cultura machista y homofóbica en algunos casos, la homosexualidad es algo que hay que tapar”. Aun así, Martínreconoce que él tampoco escapa de los tóxicos modismos del machismo: “Es muy común en Uruguay cuando un equipo le mete un gol a otro decir ‘lo clavó’, o ‘lo vacunó’ y eso vuelve siempre al falocentrismo”. Tiene una mirada crítica e integral sobre la relación entre la prensa y el futbol, resalta y comprende muchas variables que afectan al esférico: “El periodismo deportivo en Uruguay está muy encerrado en sí mismo. Se olvida de que el fútbol, al igual que cualquier otra disciplina, se da en un contexto que lo determina. Hay coordenadas económicas, políticas o territoriales que no se pueden obviar. El fútbol no es una isla, está cruzado por una serie de datos que hacen a la realidad del país. Y creo que un mejor periodismo deportivo sería aquel que integrara esas otras variables en el análisis. No hay que creer que la pelotita se agota en sí misma. Al hablar de la pelotita, hablamos de la realidad económica, de intereses de ciertos grupos, de empresas, de políticos, etcétera. Me gustaría que el periodismo deportivo, sin dejar de hablar del juego, creciera hacia esos otros lugares”.

Martín Rodríguez es uno de los responsables de inyectar sangre nueva al relato deportivo uruguayo (aparte de fútbol también narra básquet), y como tal, va de cancha en cancha cohabitando con una de las palabras más comunes y frecuentes del mundo futbolístico: puto, el insulto por excelencia que se reitera infinitamente durante los partidos. Se machaca tanto con este agravio que muchos aficionados no lo consideran una ofensa, sino que ha pasado a ser una sana tradición deportiva que forma parte del folclore: “Que me digan puto es algo que va a pasar en la medida en que yo siga trabajando y vaya ganando en notoriedad. Como el deporte despierta muchas pasiones y la racionalidad queda de lado, es posible que en algún momento de controversia haya algún insulto. Pero prefiero quedarme con lo que se gana cuando una persona deja de lado la represión y empieza a vivir la vida que siempre quiso vivir. Me saqué una mochila con mucho peso que la verdad esas situaciones no me hacen ni cosquillas. Por el contrario, si el precio que hay que pagar para estar un poquito más cerca de la felicidad es pasar algún momento incómodo, yo pago ese precio con todo gusto”. Lo más positivo que se puede resaltar por fuera del ámbito profesional es la mesura con la cual el medio futbolístico ha asimilado su homosexualidad: “Tengo que reconocer el respeto. No he tenido ninguna situación desagradable de parte de colegas, dirigentes o cualquier otra persona del fútbol. Lo que se comenta después de que me doy media vuelta, no lo sé ni lo quiero saber. Si me enrosco en eso, me vuelvo infeliz. También es cierto que en paralelo se da la situación de que me hablan poco o nada del tema. Hay todavía miedo y parece que, en el ambiente del fútbol, hablar de estas cosas sigue siendo un asunto tabú”. Para él eso tiene dos lecturas: “habrá quien lo considera parte de la intimidad y no hay por qué meterse y hay otra lectura, un poco más suspicaz, que señala que efectivamente se sigue viendo como algo antinatural o raro, entonces mejor no hablarlo. Lo que debemos entender todos es que la diversidad de orientaciones sexuales e identidades de género son parte de la naturaleza y vienen del fondo del tiempo”.

Cuando se le consulta por qué en pleno 2018 (o 2015, cuando Martín hizo pública su sexualidad) sigue siendo noticia cuando alguien público declara abiertamente su inclinación sexual, el narrador no elude el tema: “Esa sería una discusión en el país ideal, en una realidad en la que a nadie le hiciera ruido cruzarse con un gay en el fútbol, en el taller mecánico, en el Parlamento o en el ejército. Creo que el hecho se vuelve excepcional en la lógica periodística y en la cotidianeidad, ya que lo excepcional siempre tiene un lugar de privilegio en los medios. Pero eso no significa que esté mal hablar de estos temas, sino que hay que tener responsabilidad en la manera de abordarlos. En ese sentido me tengo mucha confianza para plantearlo debidamente y no abaratar la cuestión, porque es una discusión muy interesante. Estamos en una sociedad donde mucha gente no ha salido del closet. Y también sirve para ayudar a los que no abren la cabeza a aceptar nuestra inclinación”.

Actualmente en Uruguay no hay ningún otro periodista deportivo, jugador, entrenador o árbitro que se declare homosexual. Es un tabú y como tal se extiende a la política o al mundo empresarial, dejando solo la cultura como espacio abierto a la diversidad sexual.

Teniendo en cuenta los ínfimos precedentes mundiales donde la relación fútbol y homosexualidad se ha desarrollado sin incidentes, pero con un exilio estigmatizador para quien es sincero con su sexualidad, se puede decir que la historia de Martín Rodríguez es el comienzo de una pequeña alteración reformista al eternamente estado retrógrado del fútbol. Igualmente el periodista es consciente de que sólo una política firme de la FIFA y una apuesta educativa clara en todos los países de la región terminarán con el mayor tabú del fútbol.




*Las declaraciones de Martín Rodríguez han sido robadas a diestra y siniestra de El Observador TV en Youtube, elpais.com.uy y univision.com .

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¡A ESTOS PUTOS LE TENEMOS QUE GANAR!” son textos que vinculan al fútbol y su contexto machista con la pluralidad sexual. Las historias que se cuentan van desde integración y amor con finales felices a historias tétricas y desesperanzadoras, pero siempre la intención es la misma: mostrar un fútbol menos macho y más diverso.


Desde la creación del deporte nos han hecho creer que al fútbol se gana con “huevos” y “metiendo”, que los rivales “son todos putos” que “se van con el culo roto” y “no se la bancan”, todas expresiones falocéntricas para expresar la supremacía del varón por sobre la otredad. Estos textos intentan demostrar que no se trata de un juego de hombría sino de habilidad e inteligencia, y que no gana el que “mete” sino el que “marca” más goles.




miércoles, 15 de agosto de 2018

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“Esta ley no tiene política” dice una diputada, y yo me quedo congelada. Sigo el debate desde la computadora y pienso ¿De qué proyecto será que está hablando? Parece desconocer, ignorar, la política de estado, de género, que significa llevar adelante la campaña que dice “Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar y aborto legal, seguro y gratuito para no morir”.

Yo veo desde temprano el debate en mi casa. No pude viajar y estar ahí con esa multitud de mujeres. Fuertes mujeres. No las conozco pero aprendí a sentirlas en el Encuentro Nacional de Mujeres.

Me pongo nerviosa al escuchar el discurso de algunos legisladores y entonces pongo en mute la computadora, dejo la pantalla funcionando, la imagen sigue sola.

Entonces, por mensaje, me recuerdan de la vigilia verde acá, en Resistencia.

Empiezo a pensarme ahí, con la valija de libros y revistas que decidimos como colectivo cultural  mover adonde podamos, a pie, en bici, en la vereda o en una vigilia verde. Vivimos en Resistencia, y así nos pensamos.

Nos tocó un día frío, pero no queremos reconocerlo. Con las compañeras simplemente nos mensajeamos sobre quién llevará una frazada y cómo hacemos con nuestro trabajo. Pero siempre nos pensamos ahí, resistiendo, desde acá.

Soy nueva en la lucha, pienso. Mis compañeras de facultad, del trabajo, del camino, vienen hace rato en esta parte de la historia. Sin embargo, cuando me sumo, cuando me animo a arrimarme, ellas me reciben sin preguntar demasiado. No hace falta explicar nada.

Estamos con mis compañeros, Nico y Mario, en esta mesita de libros y revistas que improvisamos para estar en esta tarde-noche de vigilia. Mientras acomodamos nuestras pocas cosas, la gente empieza a llegar a la vereda frente a la Casa de la Memoria. Hace frío y sabemos que estará más fresco entrada la noche. Estamos en Resistencia.

Temprano llegan ellas, con timidez se acercan buscando un pañuelo verde. En la calle se está armando una pantalla gigante donde transmitirán en vivo el debate en la Cámara de Diputados de la Nación. A dos cuadras y media hay otra manifestación. La de aquellos que prefieren que el aborto siga siendo clandestino y  seguir viviendo como si desconocieran la situación.

Hacemos nuestro primer mate, mientras charlamos y nos acompañamos. Los primeros en llegar, jóvenes, adolescentes, muchos aún con el uniforme de la escuela. Con timidez se acercan a mirar libros y revistas. Nosotros disfrutamos escuchar y participar de las charlas que se generan junto a nuestra mesita.

“Este libro me puede servir, para cuando empiece la carrera: Las mujeres en la historia. Porque nadie te la cuenta. Ni en la escuela ni en ningún otro lugar.” Ella tendrá unos 14 años y está tratando de deconstruir y construir otro tipo de conocimiento.

Mi compañero Nico queda tan atravesado por cada una de estas charlas de las que somos accidentalmente partícipes, que siente la necesidad, con emoción total, de contársela a cada uno de los amigos que nos visitan.

La trasnoche cae fría sobre la ciudad, pero a mi ya me encuentra en casa. Paso la noche despierta siguiendo minuto a minuto el debate y apenas amanece las compañeras nos convocan a juntar fuerzas en la calle.

Estar acuerpadas, entender solo nosotras la energía que podemos tener juntas desde distintos lugares, historias, vidas. Eso me enseñan ellas. Esperar un resultado increíble en una pantalla gigante, en una mañana helada. Ser apenas unas 50 pero sentirnos parte del millón de mujeres que están en Buenos Aires y en todo el país esperando ese resultado, que todos estamos esperando.

A 500 metros en la plaza, la gestión Capitanich está inaugurando otra pantalla gigante. La que quiere que todos vean, la que tiene presupuesto estatal, seguro y gratuito. En minutos nada más al finalizar la votación arrancará el Mundial.

Nosotras y nosotros seguimos en esta otra pantalla, por la que estuvimos toda la noche pasando frío, nervios. Por la que muchas están viendo de qué manera se legisla sobre los cuerpos.

129 votos a favor de una lucha. Mas de 1 millón de mujeres llevando la sororidad como única bandera. La  deconstrucción de muchas empezó, acompañadas y en luchas.

domingo, 12 de agosto de 2018

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Qué fue eso, me pregunto. Intento responderme, poner en palabras el concierto que  Jorge Drexler dio en Resistencia. Pero sólo puedo pensar en mi propio ombligo. Antes de esbozar si quiera una línea, me digo que fui al recital sumida en el periodo más duro y triste de mi vida. (Y se pondría peor al momento de escribir esto, aunque los detalles autobiográficos no vengan al caso). ¿Qué fue eso? Podría parafrasearlo, jugar con sus palabras, decir: una noche de asilo, una oda a lo efímero, un viaje dentro de un banjo, refugiados en una tregua del exterior.

No alcanza. Cumplo con la tarea de que este texto avance, pero no acabo de graficar la experiencia. Porque la sensación fue, más que la de asistir a un espectáculo prefabricado, la de participar de un encuentro magistral donde se nos reveló que la obra de Drexler adquiere su dimensión más profunda y bella cuando se la experimenta en vivo. No en un disco, menos aún en una canción suelta en la ventolera. Ni siquiera si se trata de alguna de esas canciones suyas sin destino de hit y discretamente oscuras que tanto me gustan.

La noche del 31 de mayo, Drexler desembarcó a orillas del río Negro como alguno de los inmigrantes de sus canciones y nos sumió en lo que llamó “el péndulo anímico del concierto”. Nos arropó en crisis existenciales como la de 12 segundos de oscuridad, nos alivió llevándonos a una jungla de jazmines, no mezquinó ninguno de los estribillos que esperábamos cantar, nos sumergió más de una vez en la reflexión de ser una especie en viaje, nos invitó a jugar haciendo chasquidos, remó a capela Al otro lado del río, convidó anécdotas con soltura de narrador y gracia de poeta, junto a sus muchachos nos llevó al orgasmo sonoro con la zamba Alto el fuego. Y hasta hizo lugar para el silencio.


Hace quince años, una profesora de radio nos enseñaba fórmulas para programar el orden de las canciones. Eran irrisorias. Señalaban, por ejemplo, que no se podía bajar la emoción desde una canción muy alegre a una muy lenta u oscura, sino que debía haber una escala, un gris entre ellas. No así a la inversa: se podía ascender sin inconvenientes del más depresivo de los temas al más festivo de los climas. El péndulo anímico del uruguayo arremetió contra esa o cualquier otra estúpida norma. Quizás por eso el concierto consiguió recuperar aquella cualidad de la experiencia, de lo que nos ocurre, de la emoción que no se anuncia, de lo que acontece, porque está vivo, porque le pasa al cuerpo. Como ser feliz en un concierto aun estando en el periodo más duro y triste de tu vida. Como hallar en un concierto un punto ciego de la pena. Como construir ese escondite fundiéndose en un canto colectivo donde todas las emociones caben.

La gran fortaleza de Drexler en vivo es ese péndulo, que es anímico porque es humano y entiende que sólo moviéndonos honramos los que somos, sin anclarnos a ninguno de los puntos cardinales de las emociones, oscilando. Como en aquella canción dedicada a Leonard Cohen e inspirada en los glaciares de Mérida, que casi queda fuera de su último disco y fue mi favorita en el concierto: “Y cuando el momento llegue, honremos nuestras heridas. Celebremos la belleza que se aleja hacia otras vidas. Levantemos nuestra copa por cada causa perdida”.





viernes, 20 de julio de 2018

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Ya está disponible la nueva edición de la Revista Waykhuli, publicación cultural y autogestiva que va de la literatura a la política y de la filosofía a Netflix. Luis Argañarás, Claudia Goy, Nicolás Cárdena, Mercedes Alegre, Alfredo Germignani, Rocío Navarro, Mario Caparra y M. Laura Blanco participan en esta edición. La revis se consigue en el Stand de Letras en la Bienal de Esculturas, en el Kiosco de Revistas del Cecual y también se puede pedir a domicilio.

Waykhuli es un colectivo cultural de más de 10 años formado en Resistencia por escritores, periodistas y gestores culturales. Su trabajo se reunió en la revista cultural del mismo nombre, en la que las voces de autores emergentes, referentes locales -como Martha Bardaro y Luis Argañarás - y nacionales -como Florencia Kush y Darío Sztajnszrajber- dialogan sobre poesía, filosofía, política y sociología.

En esta edición, el escritor todo terreno Luis Argañarás escribe sobre los avatares de “Un mundo sin política”, la celebérrima “Asesora Serial” Claudia Goy abre su inagotable lista de recomendaciones con una serie imprescindible –y cómo verla gratis-. Nicolás Cárdena inaugura la columna “¡A estos putos les tenemos que ganar!” una serie de textos que vinculan al futbol y su contexto machista con la pluralidad sexual y la esperanza de un futbol menos macho y más diverso. Mercedes Alegre comparte la crónica “No estamos todas” con la que sacudió la última edición del Festival Nómades.

Waykhuli acompañó la vigilia por el aborto legal en nuestra ciudad, y M. Laura Blanco la revive en la crónica 13J. Jorge Drexler dio un emocionante concierto en nuestra ciudad y Rocío Navarro lo vivió y te lo cuenta como nadie en “El péndulo de Drexler”.

En la sección “Una voz nos acerca al poeta”, Mario Caparra presenta a un escritor imprescindible, Alfredo Germignani y su novísimo poemario Literator.

Y como todas las ediciones de la Revista Waykhuli, este número también trae un regalo: Pañuelos Sticker para recortar y pegar.

La revista tiene un precio anticrisis de $50 y se la encuentra en el stand de Letras (Instituto de Cultura) durante la Bienal de Esculturas, de 10:00 a 20:00 hs y en el Kiosco de Revistas del Cecual (Santa María de Oro 471) los jueves y viernes de 18:30 a 21:30.

También se distribuye gratuitamente a domicilio, pidiéndola por mail a waykhuli@gmail.com o por Facebook a Waykhuli Revista Cultural .

sábado, 24 de marzo de 2018

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Entrevista: Mario Caparra y M. Laura Blanco
Foto: Gastón Bardy
Una buena porción de artistas y pensadores todavía duerme. Son las 9 de la mañana. Abierta y luminosa, la voz de Darío dice hola y cancela los kilómetros. Dice que la filosofía es un género literario y la frase tiene forma de conjuro. Darío Sztajnszrajber habla con Waykhuli de filosofía y de belleza como si fueran imposibles una sin la otra. Va de la abstracción a la política, de su espectáculo de filosofía y música Desencajados a la angustia, y de Galeano a Nietzche sin perder la poesía. 



“Yo creo que el gesto político en Desencajados es básicamente la des jerarquización de los géneros. Entiendo como gesto político algo que excede a la política partidaria y a las tradicionales formas de hacer políticas; hay toda una política del conocimiento que está en juego siempre que se busca cristalizar disciplinamientos en el mundo del saber, porque no hay forma de ejercer el poder más eficiente que aquella que se asocia con los formatos estancos del conocimiento. En ese sentido, me parece positivo mostrar que la filosofía fluye, que puede conversar con otros géneros y que no hay una jerarquía epistemológica por parte de ninguno de ellos.



”Es un gran gesto político especialmente para la filosofía, porque implica básicamente que no hay supremacía en el saber pero sobre todo que no hay una verdad última. Que es lo que de algún modo funcionaría como criterio para establecer quién está más cerca o lejos de esa supuesta verdad definitiva. Entonces, poner a dialogar la filosofía con la música es una forma de decir: no hay una verdad, hay abordajes, aproximaciones, esbozos y depende entonces mucho más de cómo se recorre el camino que a dónde se dirige. Se trata de hacer filosofía priorizando algo que tiene más que ver con la belleza, no como una manera de resolver nada sino como manera de percibir las paradojas propias de la existencia”.





Waykhuli -Entonces, la filosofía encuentra en el arte un punto de contacto con lo real, una forma de intervenir en lo social…





Darío -La pregunta parte del supuesto de que hay una realidad afuera con la que uno puede dialogar y eso ya es cuestionable. Lo primero, es aclarar que, en mi lectura, la filosofía es un arte, un género literario. No hay que olvidar que la filosofía antes que nada es literatura y la literatura es arte. Salvo aquellos que entiendan a la filosofía como una ciencia con pretensión de verdad, entonces ahí hace ruido. Pero acá estamos haciendo una definición de la filosofía puesta en ese lugar, en el lugar del arte.



Partamos de la famosa tesis 11 de Marx, que dice que hasta ahora la filosofía no ha hecho otra cosa que interpretar la realidad y que de lo que se trata a partir de ahora es de transformarla. Para mí interpretar es ya un acto de transformación. Estamos en tiempos de dogmas explicacionales tan fuertes que postular una hermenéutica filosófica es caer en la idea de que no hay hechos sino interpretaciones y que en las diferentes interpretaciones y encuentros con las interpretaciones de otros está el mayor crecimiento de nuestra comunicación. 



Postular eso es una manera de transformar la realidad con fuerte implicancia social, al menos desde el lugar de la filosofía.  Porque a la filosofía no le cabe resolver los problemas de presupuesto nacional, le cabe en lo que le compete cambiar al mundo. Alentar las interpretaciones es una forma realmente importante frente a una tradición que entiende al saber como un saber transparente, un saber que puede representar la realidad tal como es.





-¿Cómo vivís ese diálogo entre la filosofía y las otras artes? ¿Como una experiencia pacífica, enriquecedora, ideal en el sentido de Habermas o como ámbito de tensión y disputa de saberes y poderes?





-Hay ciertas idealizaciones rectoras de algunos itinerarios, como esa famosa imagen de Galeano de la utopía, que para lo que sirve es para caminar. Yo no anhelo la paz mundial en ese sentido romántico en el que, en nombre de la paz se invade a los pueblos conflictivos. No creo en la paz como concepto idealizado. Habría que ver incluso si la idea de paz que está en nuestra cultura no es una manera de no hacernos cargo de las tensiones y conflictos presentes en cualquier aspecto de la realidad.



Me gusta pensar las tensiones y los conflictos como una instancia creativa de la cultura que invita a seguir creando. Donde hay tensiones, algo se rompe y algo nace. Me gusta una filosofía que analice lo paradojal, lo contradictorio, como categorías para visualizar tensiones creativas. Tensiones que nunca se resuelven, que mantienen la lucha, no para reventar al otro sino para tratar de mostrar tu diferencia frente a las del otro, con la apertura necesaria para que el otro, con su diferencia, te transforme. Si hay conversación, uno puede sostener lo que piensa, pero dejando una fisura por la que a lo largo del diálogo algo del otro entra y te termina transformando.





-La estética y filosofía reconocen una raíz y una mirada fuertemente occidental. Esas fisuras que mencionás ¿permiten un acercamiento a expresiones propias de Latinoamérica, lo que occidente denominó “arte indígena”?





-Yo lo pensaría en relación de lo que venimos hablamos: la posibilidad o imposibilidad del encuentro con el otro. Occidente viene escribiendo la historia. Y con pluma espada llegó a diferentes culturas que además vivían sus propias luchas de poder y sus mixturas. 



Es habitual hacer una lectura de un occidente que invade lugares en los que reinaba la paz y la armonía. Para mí, está buenísimo correrse de los paradigmas esencialistas, no creer que occidente es una cultura de mixturaciones y que en los pueblos originarios hay una especie de esencia que arraiga la cultura, un origen metafísico propio de la tierra, de la raíz. Todo es construido. Una identidad siempre es producto de un constructo. Incluso en la América previa a la llegada de occidente encontrábamos pueblos que iban construyendo su identidad en sus luchas internas, sus alianzas y mixturaciones.



Occidente cargó siempre con la cuestión de la otredad. Se creó a si mismo en función de la negación de sus propios otros y en general, las culturas a las que arribó fueron esos otros a los que o bien incorporó -y por eso: desotró-, o bien aniquiló. Benjamin habla de que la mejor manera de hacer justicia es la restauración de la memoria de los derrotados, entonces me parece que el mejor acto de ética es mantener una pelea permanente por esas voces acalladas o dejadas de lado, para que puedan salir a luz no solo desde sus contenidos sino desde sus formas.





-¿Alcanza con pensar esa restauración desde las instituciones occidentales?





-Exhibir el arte de pueblos originarios en las grandes casas expositoras de pintura del centro de la ciudad no sólo no ayuda al problema sino que lo reproduce. De lo que se trata es deconectar con la otredad de carne y hueso. Entonces esto que dice Mario es clave: un arte que se presenta a occidente como un arte para la contemplación, en los pueblos indígenas es un arte ritual. Occidente no puede entender su carácter ritual o accede a él de una manera etnocéntrica. 



Por eso me parece que es fundamental, en esta posibilidad de restauración de las voces oprimidas, omitidas, que puedan surgir en toda su identidad, que excede la cuestión propia del contenido y avanza hacia esta cuestión de forma, de dispositivo de paradigma diferente. Creo que así se generaría un acto de justicia frente a una situación de injusticia originaria -porque no se trata de pueblos que parten de igualdad de condiciones, sino de pueblos históricamente oprimidos-. Se restituiría el derecho a poder mostrarse desde su propia verdad, en el sentido de la verdad más heideggeriana como apertura de toda una cosmovisión de las cosas.



Además, es la única manera de transformar un acto de poder en un diálogo, en una conversación. Porque tampoco se trata de invertir el sistema, de que occidente vuelva para atrás. Qué cosa tan rara sería, porque tampoco sabríamos adónde tiene que ir. Hasta Europa se ha convertido en una propia diáspora. Es muy interesante hoy pensar qué sería un mundo esencialista, donde  las naciones tuvieran claro cuales son sus orígenes. Me parece que nadie lo encontraría y todos coincidiríamos que en el fondo lo que hay en el inicio no es más que un abismo.