sábado, 18 de agosto de 2018

MARTÍN RODRÍGUEZ, EL PERIODISTA URUGUAYO QUE BANCA LOS TRAPOS ANTE EL MACHISMO FUTBOLERO / Por Nicolás Cárdena


¡A ESTOS PUTOS LES TENEMOS QUE GANAR! En Uruguay, como en Argentina, el fútbol es una expresión cultural tan popular como conservadora, y lo que gira en torno al juego tampoco escapa de esta máxima, ya que sin lugar a duda es un ambiente dominado por el machismo. En este entorno tan amplio se relacionan jugadores, técnicos, dirigentes, periodistas, barrabravas e hinchas genuinos. Todos más o menos responden a un status quo que es muy difícil de romper ¿Qué sucede cuando uno de estos actores decide revelar su homosexualidad?

Martín Rodríguez se formó en Comunicación en la Universidad del Trabajo del Uruguay y realizó diversos cursos de periodismo, locución y hasta actuación. Ganó el reality “El Once”, conducido por Ricardo “Profe” Piñeyrúa. En 2004 lo convocaron como relator suplente en el programa radial “13 a 0”, tradicional tira deportiva uruguaya, en el que aún hoy continúa. Actualmente es conductor de “Informe Capital” en TV Ciudad y “Muchas gracias, jugadores” en Canal 10, también escribe en La Diaria y relata los partidos mundialistas de Uruguay en DirecTV. En 2015 decidió contar que era gay y hasta la fecha es el único periodista deportivo que ha hecho pública su homosexualidad en Uruguay, un país donde el fútbol se profesa como una religión y es suelo fértil para las manifestaciones más oprobiosamente machistas.

La historia de Martín no arranca como la del típico futbolista frustrado que deviene en periodista o relator, sino que desde los 6 años tenía muy claro que quería transmitir partidos: “Me enamoré de la radio cuando mi padre ponía los partidos los fines de semana por la tarde, fue vocacional”. Al describirse como jugador, como todo uruguayo, es humilde y destaca que, como todo uruguayo, era metedor. Suplantaba su falta de habilidad corriendo, pero a medida que pasaban los años fue perdiendo esa característica física, aunque conservó intacta su inoperancia técnica: “Gracias, pero paso”, responde cuando lo invitan a un picado.

En su adolescencia supo que era gay. Pasados los 20 años inició el sendero para escapar de la doble vida y afincarse firmemente en su identidad sexual. Comenzó hablándolo con allegados, luego colegas de trabajo y todo culminó con un extenso artículo en la prensa local que le permitió dar por terminada una etapa de silencio en su vida: “Cuando empecé a trabajar en los medios esto no lo hablaba con nadie. De a poco lo fui contando. Estoy muy contento por los pasos dados aunque no me considero un ejemplo. Me parece que los verdaderos ejemplos están en aquellos que desde la niñez o la adolescencia tienen el valor de decirlo y se bancan el bullying o la violencia en sus casas. No digo que sea imposible, pero ser feliz sin hablar abiertamente de la orientación sexual es, por lo menos, mucho más difícil. Una vez que di el paso estuve mucho más tranquilo y ahora tengo una vida muy parecida a la que en algún momento soñaba tener”.

Haciendo hincapié en el mundillo periodístico afirma que “en un ambiente tan conservador como lo es la prensa deportiva, todavía hay mucha dificultad para tocar estos temas. Porque es obvio que yo no soy el único gay vinculado al ámbito del fútbol pero en medio de una cultura machista y homofóbica en algunos casos, la homosexualidad es algo que hay que tapar”. Aun así, Martínreconoce que él tampoco escapa de los tóxicos modismos del machismo: “Es muy común en Uruguay cuando un equipo le mete un gol a otro decir ‘lo clavó’, o ‘lo vacunó’ y eso vuelve siempre al falocentrismo”. Tiene una mirada crítica e integral sobre la relación entre la prensa y el futbol, resalta y comprende muchas variables que afectan al esférico: “El periodismo deportivo en Uruguay está muy encerrado en sí mismo. Se olvida de que el fútbol, al igual que cualquier otra disciplina, se da en un contexto que lo determina. Hay coordenadas económicas, políticas o territoriales que no se pueden obviar. El fútbol no es una isla, está cruzado por una serie de datos que hacen a la realidad del país. Y creo que un mejor periodismo deportivo sería aquel que integrara esas otras variables en el análisis. No hay que creer que la pelotita se agota en sí misma. Al hablar de la pelotita, hablamos de la realidad económica, de intereses de ciertos grupos, de empresas, de políticos, etcétera. Me gustaría que el periodismo deportivo, sin dejar de hablar del juego, creciera hacia esos otros lugares”.

Martín Rodríguez es uno de los responsables de inyectar sangre nueva al relato deportivo uruguayo (aparte de fútbol también narra básquet), y como tal, va de cancha en cancha cohabitando con una de las palabras más comunes y frecuentes del mundo futbolístico: puto, el insulto por excelencia que se reitera infinitamente durante los partidos. Se machaca tanto con este agravio que muchos aficionados no lo consideran una ofensa, sino que ha pasado a ser una sana tradición deportiva que forma parte del folclore: “Que me digan puto es algo que va a pasar en la medida en que yo siga trabajando y vaya ganando en notoriedad. Como el deporte despierta muchas pasiones y la racionalidad queda de lado, es posible que en algún momento de controversia haya algún insulto. Pero prefiero quedarme con lo que se gana cuando una persona deja de lado la represión y empieza a vivir la vida que siempre quiso vivir. Me saqué una mochila con mucho peso que la verdad esas situaciones no me hacen ni cosquillas. Por el contrario, si el precio que hay que pagar para estar un poquito más cerca de la felicidad es pasar algún momento incómodo, yo pago ese precio con todo gusto”. Lo más positivo que se puede resaltar por fuera del ámbito profesional es la mesura con la cual el medio futbolístico ha asimilado su homosexualidad: “Tengo que reconocer el respeto. No he tenido ninguna situación desagradable de parte de colegas, dirigentes o cualquier otra persona del fútbol. Lo que se comenta después de que me doy media vuelta, no lo sé ni lo quiero saber. Si me enrosco en eso, me vuelvo infeliz. También es cierto que en paralelo se da la situación de que me hablan poco o nada del tema. Hay todavía miedo y parece que, en el ambiente del fútbol, hablar de estas cosas sigue siendo un asunto tabú”. Para él eso tiene dos lecturas: “habrá quien lo considera parte de la intimidad y no hay por qué meterse y hay otra lectura, un poco más suspicaz, que señala que efectivamente se sigue viendo como algo antinatural o raro, entonces mejor no hablarlo. Lo que debemos entender todos es que la diversidad de orientaciones sexuales e identidades de género son parte de la naturaleza y vienen del fondo del tiempo”.

Cuando se le consulta por qué en pleno 2018 (o 2015, cuando Martín hizo pública su sexualidad) sigue siendo noticia cuando alguien público declara abiertamente su inclinación sexual, el narrador no elude el tema: “Esa sería una discusión en el país ideal, en una realidad en la que a nadie le hiciera ruido cruzarse con un gay en el fútbol, en el taller mecánico, en el Parlamento o en el ejército. Creo que el hecho se vuelve excepcional en la lógica periodística y en la cotidianeidad, ya que lo excepcional siempre tiene un lugar de privilegio en los medios. Pero eso no significa que esté mal hablar de estos temas, sino que hay que tener responsabilidad en la manera de abordarlos. En ese sentido me tengo mucha confianza para plantearlo debidamente y no abaratar la cuestión, porque es una discusión muy interesante. Estamos en una sociedad donde mucha gente no ha salido del closet. Y también sirve para ayudar a los que no abren la cabeza a aceptar nuestra inclinación”.

Actualmente en Uruguay no hay ningún otro periodista deportivo, jugador, entrenador o árbitro que se declare homosexual. Es un tabú y como tal se extiende a la política o al mundo empresarial, dejando solo la cultura como espacio abierto a la diversidad sexual.

Teniendo en cuenta los ínfimos precedentes mundiales donde la relación fútbol y homosexualidad se ha desarrollado sin incidentes, pero con un exilio estigmatizador para quien es sincero con su sexualidad, se puede decir que la historia de Martín Rodríguez es el comienzo de una pequeña alteración reformista al eternamente estado retrógrado del fútbol. Igualmente el periodista es consciente de que sólo una política firme de la FIFA y una apuesta educativa clara en todos los países de la región terminarán con el mayor tabú del fútbol.




*Las declaraciones de Martín Rodríguez han sido robadas a diestra y siniestra de El Observador TV en Youtube, elpais.com.uy y univision.com .

***********************************************************************************************

¡A ESTOS PUTOS LE TENEMOS QUE GANAR!” son textos que vinculan al fútbol y su contexto machista con la pluralidad sexual. Las historias que se cuentan van desde integración y amor con finales felices a historias tétricas y desesperanzadoras, pero siempre la intención es la misma: mostrar un fútbol menos macho y más diverso.


Desde la creación del deporte nos han hecho creer que al fútbol se gana con “huevos” y “metiendo”, que los rivales “son todos putos” que “se van con el culo roto” y “no se la bancan”, todas expresiones falocéntricas para expresar la supremacía del varón por sobre la otredad. Estos textos intentan demostrar que no se trata de un juego de hombría sino de habilidad e inteligencia, y que no gana el que “mete” sino el que “marca” más goles.




No hay comentarios: