
¡A
ESTOS PUTOS LES TENEMOS QUE GANAR! En
Uruguay, como en Argentina, el fútbol es una expresión cultural tan
popular como conservadora, y lo que gira en torno al juego tampoco
escapa de esta máxima, ya que sin lugar a duda es un ambiente
dominado por el machismo. En este entorno tan amplio se relacionan
jugadores, técnicos, dirigentes, periodistas, barrabravas e hinchas
genuinos. Todos más o menos responden a un status quo que es muy
difícil de romper ¿Qué sucede cuando uno de estos actores decide
revelar su homosexualidad?
Martín
Rodríguez se formó en Comunicación en la Universidad del Trabajo
del Uruguay y realizó diversos cursos de periodismo, locución y
hasta actuación. Ganó el reality “El Once”, conducido por
Ricardo “Profe” Piñeyrúa. En 2004 lo convocaron como relator
suplente en el programa radial “13 a 0”, tradicional tira
deportiva uruguaya, en el que aún hoy continúa. Actualmente es
conductor de “Informe Capital” en TV Ciudad y “Muchas gracias,
jugadores” en Canal 10, también escribe en La Diaria y relata los
partidos mundialistas de Uruguay en DirecTV. En 2015 decidió
contar que era gay y hasta la fecha es el único periodista deportivo
que ha hecho pública su homosexualidad en Uruguay, un país donde el
fútbol se profesa como una religión y es suelo fértil para las
manifestaciones más oprobiosamente machistas.
La
historia de Martín no arranca como la del típico futbolista
frustrado que deviene en periodista o relator, sino que desde los 6
años tenía muy claro que quería transmitir partidos: “Me enamoré
de la radio cuando mi padre ponía los partidos los fines de semana
por la tarde, fue vocacional”. Al describirse como jugador, como
todo uruguayo, es humilde y destaca que, como todo uruguayo, era
metedor. Suplantaba su falta de habilidad corriendo, pero a medida
que pasaban los años fue perdiendo esa característica física,
aunque conservó intacta su inoperancia técnica: “Gracias, pero
paso”, responde cuando lo invitan a un picado.
En
su adolescencia supo que era gay. Pasados los 20 años inició el
sendero para escapar de la doble vida y afincarse firmemente en su
identidad sexual. Comenzó hablándolo con allegados, luego colegas
de trabajo y todo culminó con un extenso artículo en la prensa
local que le permitió dar por terminada una etapa de silencio en su
vida: “Cuando empecé a trabajar en los
medios esto no lo hablaba con nadie. De a poco lo fui contando. Estoy
muy contento por los pasos dados aunque no me considero un ejemplo.
Me parece que los verdaderos ejemplos están en aquellos que desde la
niñez o la adolescencia tienen el valor de decirlo y se bancan el
bullying o la violencia en sus casas. No digo que sea imposible, pero
ser feliz sin hablar abiertamente de la orientación sexual es, por
lo menos, mucho más difícil. Una vez que di el paso estuve mucho
más tranquilo y ahora tengo una vida muy parecida a la que en algún
momento soñaba tener”.
Haciendo
hincapié en el mundillo periodístico afirma que “en un ambiente
tan conservador como lo es la prensa deportiva, todavía hay mucha
dificultad para tocar estos temas. Porque es obvio que yo no soy
el único gay vinculado al ámbito del fútbol pero en medio de una
cultura machista y homofóbica en algunos casos, la homosexualidad es
algo que hay que tapar”. Aun así, Martínreconoce que él
tampoco escapa de los tóxicos modismos del machismo: “Es
muy común en Uruguay cuando un equipo le mete un gol a otro decir
‘lo clavó’, o ‘lo vacunó’ y eso vuelve siempre al
falocentrismo”. Tiene una mirada crítica e integral sobre la
relación entre la prensa y el futbol, resalta y comprende muchas
variables que afectan al esférico: “El periodismo deportivo en
Uruguay está muy encerrado en sí mismo. Se olvida de que el fútbol,
al igual que cualquier otra disciplina, se da en un contexto que lo
determina. Hay coordenadas económicas, políticas o territoriales
que no se pueden obviar. El fútbol no es una isla, está cruzado por
una serie de datos que hacen a la realidad del país. Y creo que un
mejor periodismo deportivo sería aquel que integrara esas otras
variables en el análisis. No hay que creer que la pelotita se agota
en sí misma. Al hablar de la pelotita, hablamos de la realidad
económica, de intereses de ciertos grupos, de empresas, de
políticos, etcétera. Me gustaría que el periodismo deportivo, sin
dejar de hablar del juego, creciera hacia esos otros lugares”.
Martín
Rodríguez es uno de los responsables de inyectar sangre nueva al
relato deportivo uruguayo (aparte de fútbol también narra básquet),
y como tal, va de cancha en cancha cohabitando con una de las
palabras más comunes y frecuentes del mundo futbolístico: puto,
el insulto por excelencia que se reitera infinitamente durante los
partidos. Se machaca tanto con este agravio que muchos aficionados no
lo consideran una ofensa, sino que ha pasado a ser una sana tradición
deportiva que forma parte del folclore: “Que me digan puto es algo
que va a pasar en la medida en que yo siga trabajando y vaya ganando
en notoriedad. Como el deporte despierta muchas pasiones y la
racionalidad queda de lado, es posible que en algún momento de
controversia haya algún insulto. Pero prefiero quedarme con lo
que se gana cuando una persona deja de lado la represión y empieza a
vivir la vida que siempre quiso vivir. Me saqué una mochila con
mucho peso que la verdad esas situaciones no me hacen ni cosquillas.
Por el contrario, si el precio que hay que pagar para estar un
poquito más cerca de la felicidad es pasar algún momento incómodo,
yo pago ese precio con todo gusto”. Lo más positivo que se
puede resaltar por fuera del ámbito profesional es la mesura con la
cual el medio futbolístico ha asimilado su homosexualidad: “Tengo
que reconocer el respeto. No he tenido ninguna situación
desagradable de parte de colegas, dirigentes o cualquier otra persona
del fútbol. Lo que se comenta después de que me doy media vuelta,
no lo sé ni lo quiero saber. Si me enrosco en eso, me vuelvo
infeliz. También es cierto que en paralelo se da la situación de
que me hablan poco o nada del tema. Hay todavía miedo y parece que,
en el ambiente del fútbol, hablar de estas cosas sigue siendo un
asunto tabú”. Para él eso tiene dos lecturas: “habrá quien lo
considera parte de la intimidad y no hay por qué meterse y hay otra
lectura, un poco más suspicaz, que señala que efectivamente se
sigue viendo como algo antinatural o raro, entonces mejor no
hablarlo. Lo que debemos entender todos es que la diversidad de
orientaciones sexuales e identidades de género son parte de la
naturaleza y vienen del fondo del tiempo”.
Cuando
se le consulta por qué en pleno 2018 (o 2015, cuando Martín hizo
pública su sexualidad) sigue siendo noticia cuando alguien público
declara abiertamente su inclinación sexual, el narrador no elude el
tema: “Esa sería una discusión en el país ideal, en una realidad
en la que a nadie le hiciera ruido cruzarse con un gay en el fútbol,
en el taller mecánico, en el Parlamento o en el ejército. Creo que
el hecho se vuelve excepcional en la lógica periodística y en la
cotidianeidad, ya que lo excepcional siempre tiene un lugar de
privilegio en los medios. Pero eso no significa que esté mal hablar
de estos temas, sino que hay que tener responsabilidad en la manera
de abordarlos. En ese sentido me tengo mucha confianza para
plantearlo debidamente y no abaratar la cuestión, porque es una
discusión muy interesante. Estamos en una sociedad donde mucha gente
no ha salido del closet. Y también sirve para ayudar a los que no
abren la cabeza a aceptar nuestra inclinación”.
Actualmente
en Uruguay no hay ningún otro periodista deportivo, jugador,
entrenador o árbitro que se declare homosexual. Es un tabú y como
tal se extiende a la política o al mundo empresarial, dejando solo
la cultura como espacio abierto a la diversidad sexual.
Teniendo
en cuenta los ínfimos precedentes mundiales donde la relación
fútbol y homosexualidad se ha desarrollado sin incidentes, pero con
un exilio estigmatizador para quien es sincero con su sexualidad, se
puede decir que la historia de Martín Rodríguez es el comienzo de
una pequeña alteración reformista al eternamente estado retrógrado
del fútbol. Igualmente el periodista es consciente de que sólo una
política firme de la FIFA y una apuesta educativa clara en todos los
países de la región terminarán con el mayor tabú del fútbol.
*Las
declaraciones de Martín Rodríguez han sido robadas a diestra y
siniestra de El Observador TV en Youtube, elpais.com.uy y
univision.com .
***********************************************************************************************
“¡A
ESTOS PUTOS LE TENEMOS QUE GANAR!” son textos que vinculan al
fútbol y su contexto machista con la pluralidad sexual. Las
historias que se cuentan van desde integración y amor con finales
felices a historias tétricas y desesperanzadoras, pero siempre la
intención es la misma: mostrar un fútbol menos macho y más
diverso.
Desde
la creación del deporte nos han hecho creer que al fútbol se gana
con “huevos” y “metiendo”, que los rivales “son todos
putos” que “se van con el culo roto” y “no se la bancan”,
todas expresiones falocéntricas para expresar la supremacía del
varón por sobre la otredad. Estos textos intentan demostrar que no
se trata de un juego de hombría sino de habilidad e inteligencia, y
que no gana el que “mete” sino el que “marca” más goles.
No hay comentarios:
Publicar un comentario